La terapia permite un aumento de temperatura que introduce en el organismo una energía fría de alta frecuencia relativa (0.7 MHz), que genera el equipo.
Lo que se efectúa mediante dos métodos de aplicación hipertérmicos: el capacitivo y el resistivo.
La modalidad capacitiva genera una resonancia superior en los tejidos con mayor presencia de agua del cuerpo humano. Es decir, reacciona específicamente sobre los tejidos blandos, como los músculos, el sistema vasculo-linfático, y demás estructuras con alta presencia acuosa. Los accesorios capacitivos están aislados, por lo que se genera un efecto de capacitancia que les da nombre.
La modalidad resistiva, en cambio, produce una resonancia sobre los tejidos carentes de agua. Y esto implica un tratamiento exclusivo sobre los tejidos de mayor densidad y resistencia, como son los huesos, los cartílagos, los grandes tendones, las aponeurosis, y demás estructuras sólidas del cuerpo. Los electrodos resistivos no están aislados. Son fácilmente reconocibles porque son metálicos.