Artritis Reumatoide

La artritis reumatoide es una enfermedad inflamatoria, crónica, autoinmune y sistémica de etiología desconocida; su principal órgano blanco es la membrana sinovial; se caracteriza por inflamación poliarticular (de varias articulaciones) simétrica de pequeñas y grandes articulaciones, con posible compromiso sistémico (incluida la piel, los ojos, los pulmones, el corazón, riñones y los vasos sanguíneos) en cualquier momento de su evolución. La artritis reumatoide afecta el revestimiento de las articulaciones y causa articulaciones sensibles a la palpación, calientes, con una hinchazón dolorosa que puede finalmente al evolucionar causar la erosión ósea y la deformidad de las articulaciones, que da como consecuencia discapacidades físicas. A medida que avanza la enfermedad, los síntomas suelen extenderse a las muñecas, las rodillas, los tobillos, los codos, la cadera y los hombros. Se considera artritis reumatoide probable cuando están presentes 4 o más de los 7 criterios de clasificación del Colegio Americano de Reumatología (ACR por sus siglas en inglés). La artritis reumatoide de inicio reciente se debe sospechar en el paciente con signos y síntomas de al menos 6 semanas de duración y de menos de 12 meses de evolución, que incluya 3 o más articulaciones inflamadas, artritis en manos, rigidez articular matutina de 30 minutos o más, dolor a la compresión de articulaciones de manos y pies, con afección simétrica. Los estudios de laboratorio clínico en el paciente que se sospeche un diagnóstico de artritis reumatoide deben incluir: biometría hemática completa, velocidad de sedimentación globular y proteína C reactiva, transaminasas, química sanguínea preferentemente de 35 elementos más examen general de orina con una periodicidad de cada 6 meses. La presencia de anticuerpos Anti péptido cíclico citrulinado (Anti CCP) corrobora el diagnóstico Artritis Reumatoide. En los dos primeros años se produce un daño articular severo e irreversible. La inflamación engrosa el sinovial, que puede destruir el cartílago y el hueso dentro de la articulación. Los tendones y ligamentos que mantienen unida la articulación se debilitan y se estiran. Gradualmente, la articulación pierde su forma y su alineación, lo que da como resultado deformación de órgano afectado. Un tratamiento precoz disminuye y previene ese daño. Al inicio del diagnóstico de artritis reumatoide se recomienda hacer estudios de radiología e imagen para visualizar si existe alguna fractura, asimismo se deberá evaluar los principales factores de riesgo de fractura y de pérdida de masa ósea. En la atención de un paciente con artritis reumatoide se debe basar en un equipo multidisciplinario, tomando en consideración las necesidades individuales del paciente. Factores de riesgo Los factores que pueden aumentar el riesgo de padecer artritis reumatoide son: Sexo. Las mujeres son más propensas que los hombres a desarrollar artritis reumatoidea. La edad. La artritis reumatoide se puede producir a cualquier edad, pero más frecuentemente comienza a mediana edad. Antecedentes familiares. Si un familiar padece artritis reumatoide, el riesgo de que padezcas la enfermedad puede ser mayor. Obesidad. Las personas, especialmente las mujeres de hasta 55 años, que tienen sobrepeso o son obesas pareciera que presentan un mayor riesgo de desarrollo de artritis reumatoide. Complicaciones La artritis reumatoide aumenta el riesgo de desarrollar: Osteoporosis. Algunos medicamentos utilizados para tratar la artritis reumatoide, pueden aumentar tu riesgo de osteoporosis, una afección que debilita los huesos y los hace más propensos a las fracturas. Nódulos reumatoides. Estos bultos firmes de tejido se forman con mayor frecuencia alrededor de los puntos de presión, como los codos. Sequedad en los ojos y la boca. Las personas que tienen artritis reumatoide son mucho más propensas a manifestar el síndrome de Sjögren, un trastorno que disminuye la cantidad de humedad en los ojos y la boca. Infecciones. La enfermedad en sí y muchos de los medicamentos utilizados para combatir la artritis reumatoide pueden dañar el sistema inmunitario y provocar un aumento de las infecciones. Síndrome del túnel carpiano. Si la artritis reumatoide te afecta las muñecas, la inflamación puede comprimir el nervio que inerva parte de la mano y los dedos. Problemas de corazón. La artritis reumatoide puede aumentar el riesgo de endurecimiento y obstrucción de las arterias, así como la inflamación del saco que rodea el corazón. Enfermedad pulmonar. Las personas con artritis reumatoide tienen un mayor riesgo de inflamación y cicatrización de los tejidos pulmonares, lo que puede provocar una dificultad respiratoria progresiva. FUENTE: Mayo Clinic
Osteoporosis

Descripción general La osteoporosis es una enfermedad sistémica, metabólica y multifactorial, caracterizada por masa ósea baja y deterioro micro arquitectónico del hueso, con un consecuente aumento de la fragilidad ósea y susceptibilidad a las fracturas. Es el tipo de enfermedad ósea más común. El hueso es tejido vivo que se descompone y reemplaza constantemente. Siempre que su cuerpo tenga un buen equilibrio de hueso nuevo y viejo, sus huesos se mantendrán saludables y fuertes. Su cuerpo necesita los minerales calcio y fosfato para formar y mantener huesos saludables. La osteoporosis ocurre cuando la generación de hueso nuevo es más lenta que la pérdida de hueso viejo. Una buena nutrición, con una ingesta adecuada de calcio y vitamina D, ciclos menstruales regulares y un programa de ejercicio bien equilibrado son elementos esenciales para lograr la masa ósea máxima. La osteoporosis hace que los huesos se debiliten y se vuelvan quebradizos, en tal medida que una caída, pueden causar una fractura, es decir, aumenta el riesgo de romperse un hueso. Las fracturas relacionadas con la osteoporosis ocurren con mayor frecuencia en la cadera, la muñeca o la columna vertebral. Aproximadamente una mitad de todas las mujeres mayores de 50 años tendrá una fractura de cadera, de muñeca o de vértebras (huesos de la columna) durante su vida. Las fracturas de columna son las más comunes. Síntomas Típicamente, las etapas iniciales de la disminución de la masa ósea no presentan síntomas. Pero una vez que la osteoporosis debilita tus huesos, podrías tener signos y síntomas que incluyen los siguientes: Dolor de espalda, provocado por una vértebra fracturada o aplastada. Pérdida de estatura con el tiempo. Una postura encorvada. Un hueso que se rompe mucho más fácilmente de lo esperado, provoca dolor intenso. Factores de riesgo Sexo. Las mujeres son mucho más propensas a desarrollar osteoporosis que los hombres. La edad. Cuanto mayor sea tu edad, mayor será el riesgo de osteoporosis. Raza. Tienes mayor riesgo de padecer osteoporosis si eres blanco o de ascendencia asiática. Antecedentes familiares. Tener un padre, madre o hermano con osteoporosis te pone en mayor riesgo, especialmente si tu madre o padre sufrieron fractura de cadera. Tamaño del cuerpo. Los hombres y las mujeres que tienen estructuras corporales pequeñas tienden a correr un riesgo más alto, debido a que podrían tener menos masa ósea para utilizar a medida que envejecen. Hormonas sexuales. Los niveles bajos de hormonas sexuales tienden a debilitar los huesos. La reducción de los niveles de estrógeno en las mujeres menopáusicas es uno de los mayores factores de riesgo para la osteoporosis. Problemas de tiroides. Los niveles altos de hormona tiroidea pueden causar osteoporosis. Estar postrado en una cama debido a una enfermedad prolongada, puede afectar principalmente los huesos de niños, que en edad adulta podrían reflejar afectaciones de esta enfermedad. Las personas que pasan mucho tiempo sentadas tienen un mayor riesgo de presentar osteoporosis que las personas más activas, es decir hay que evitar el estilo de vida sedentario. El consumo excesivo de alcohol y el tabaquismo aumentan el riesgo de osteoporosis. Factores alimenticios Los trastornos de la alimentación, con una dieta baja en calcio contribuye a la disminución de la densidad ósea, la pérdida ósea temprana y un mayor riesgo de fracturas. La cirugía gastrointestinal para reducir el tamaño del estómago o para extirpar parte del intestino limita la cantidad de superficie disponible para absorber nutrientes, incluido el calcio. El uso a largo plazo de medicamentos corticosteroides orales o inyectados, como la prednisona y la cortisona, interfiere en el proceso de reconstrucción ósea. El riesgo de osteoporosis es mayor en personas que tienen ciertos problemas médicos, que incluyen los siguientes: Celiaquía. Enfermedad inflamatoria intestinal. Enfermedad renal o hepática. Cáncer. Lupus. Mieloma múltiple. Artritis reumatoide. Complicaciones Las fracturas óseas, particularmente en la columna vertebral o la cadera, son las complicaciones más graves de la osteoporosis. Prevención Pesar menos de lo debido aumenta la posibilidad de pérdida de hueso y fracturas. mantener un peso corporal adecuado es bueno para los huesos, al igual que para la salud en general. Es conveniente que hables con el médico sobre la osteoporosis si tuviste una menopausia temprana o si tomaste corticoesteroides durante varios meses seguidos, o si cualquiera de tus padres sufrió una fractura de cadera. Los hombres y mujeres que tienen entre 18 y 50 años necesitan 0,03 onzas (1000 miligramos) de calcio al día. Esta cantidad diaria aumenta a 1200 miligramos cuando las mujeres cumplen los 50 años y los hombres, los 70. Las buenas fuentes de calcio incluyen las siguientes: Productos lácteos bajos en grasa. Vegetales de hoja verde oscuro. Salmón enlatado o sardinas. Productos de soya como el queso de soya tofu. Cereales fortificados con calcio y jugo de naranja. Vitamina D. Consejos para tener huesos sanos. Las personas pueden obtener parte de su vitamina D gracias a la luz solar (es saludable que tengamos contacto con el sol, siempre tomando las medidas de protección necesarias). Hacer cambios al estilo de vida, como cambiar su dieta y rutina de ejercicio. Aliméntate sanamente, consume alimentos ricos en calcio. El ejercicio puede ayudarte a fortalecer los huesos y retardar la pérdida ósea. Combina ejercicios de entrenamiento de fuerza con ejercicios de levantamiento de pesas y de equilibrio. El entrenamiento de fuerza ayuda a fortalecer los músculos y los huesos de los brazos y la parte superior de la columna vertebral. Los ejercicios de soporte de peso, como caminar, trotar, correr, subir escaleras, saltar una soga, hacer esquí y practicar deportes de impacto, ayudan principalmente a los huesos de las piernas, las caderas y la parte baja de la columna vertebral. Si tienes mas de 40 años consulta a tu médico para que te haga una evaluación de tu estado de salud ósea. FUENTE: Mayo Clinic