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El manejo de crisis

El manejo de Crisis By. Yeudel Ramírez El año 2024 marcó un antes y un después en mi vida. Fue un año de quiebre, de pérdida y dolor, pero también de descubrimiento, sanación y transformación. Enfrentar el divorcio, separarme no solo de una pareja sino de una vida construida en conjunto, perder amistades que creí incondicionales y, al mismo tiempo, encontrarme de nuevo conmigo mismo, ha sido una experiencia profundamente humana. Este Blog es un intento de narrar ese viaje emocional, no solo como un testimonio, sino como una forma de entender cómo se puede atravesar una crisis sin perderse por completo. Cuando comenzó 2024, aún vivía bajo la ilusión de estabilidad. Mi relación de pareja, aunque desgastada, parecía un vínculo que podría sostenerse con esfuerzo. Sin embargo, llegó un punto donde la realidad se impuso: lo que existía entre nosotros ya no era amor, sino rutina, distancia emocional y, en muchos momentos, dolor. El divorcio no fue solo un trámite legal; fue la caída de un mundo. La casa compartida, los planes, las pequeñas rutinas, todo se fue desmoronando. Lo más difícil no fue firmar un papel, sino aceptar que debía seguir adelante solo. El duelo posterior fue brutal. Aprendí que el duelo no es exclusivo de la muerte; también se llora una relación, una versión de uno mismo, e incluso a las personas que se alejan cuando más las necesitas. Amigos que alguna vez estuvieron cerca, se desvanecieron poco a poco. Algunos no supieron cómo acompañarme, otros simplemente eligieron no estar. Esa soledad me obligó a mirar hacia dentro, a enfrentar vacíos que había evitado durante años En medio de ese proceso, recordé una historia que siempre me pareció fascinante, pero que nunca había sentido tan cercana: la del águila. Se dice que, al llegar a los 40 años, este majestuoso animal enfrenta una dura decisión. Sus garras se debilitan, su pico se curva, sus plumas pesan demasiado como para volar. Entonces tiene solo dos opciones: dejarse morir o pasar por un doloroso proceso de renovación. El águila vuela a lo alto de una montaña, se refugia en un nido seguro y, una a una, arranca sus plumas, rompe su pico y sus garras contra las rocas. Es un proceso de profunda transformación que dura meses. Y cuando finalmente vuelve a salir, lo hace renovada, más fuerte y lista para vivir otros 30 años. Así me sentí. Como un águila en la cima de su montaña, forzado a romperme para volver a volar. Enfrenté no solo la pérdida de mi pareja, sino también de amistades, de mi sentido de identidad, de estabilidad económica y emocional. Todo lo que creía seguro se vino abajo. Pero esa crisis me obligó a detenerme, a encerrarme simbólicamente en mi montaña interior y comenzar a reconstruirme desde los cimientos. Poco a poco, empecé a reconectarme conmigo mismo. Sin la distracción del «nosotros», comencé a explorar nuevamente quién era yo. Redescubrí pasiones olvidadas, busqué ayuda profesional, escribí, lloré, caminé mucho. Aprendí a estar solo sin sentirme vacío. Me di el permiso de sanar a mi ritmo, sin presiones ni apariencias. Empecé a valorar el silencio, el autocuidado, la honestidad conmigo mismo. Cada día fue una pequeña victoria: preparar una comida solo, dormir sin angustia, reír sin culpa, imaginar un futuro distinto. Entendí que la crisis no destruye lo esencial, solo sacude lo superficial. Lo esencial —mi capacidad de amar, de reconstruirme, de crear nuevos vínculos— seguía intacto. Como el águila, emergí del proceso con nuevas garras, un nuevo pico, y sobre todo, con alas más ligeras y más fuertes. Hoy, al mirar atrás, no veo 2024 solo como un año de pérdida, sino como un punto de inflexión. Fue el año en que todo cambió, sí, pero también fue el año en que comencé a ser verdaderamente yo. A través del dolor, descubrí la resiliencia. En la soledad, hallé la autenticidad. Y al perder tanto, gané algo invaluable: una nueva relación conmigo mismo. Las crisis no son finales, sino inicios disfrazados. Como el águila, a veces debemos aislarnos, deshacernos de lo viejo, pasar por el dolor de soltar, para renacer con más fuerza. Aprender a vivir la transformación, sin miedo al proceso, es quizás una de las lecciones más importantes que la vida me ha enseñado. Y si algo he comprendido profundamente, es que el secreto para atravesar una crisis está en el agradecimiento. En medio del caos, siempre hay algo por lo que dar gracias. En mi caso, fue mi trabajo. Ese espacio al que he dedicado 22 años de mi vida se convirtió en un ancla, en un refugio donde pude desarrollar, crecer y mantenerme en pie cuando todo lo demás parecía tambalear. Fue el lugar donde me sentí útil, valorado, y donde encontré algo de estabilidad en medio de la tormenta emocional. Agradezco por ese espacio, y también por lo que sí tengo en mi vida: salud, capacidad de reinventarme, personas que sí se quedaron, y sobre todo, la posibilidad de seguir adelante. Quiero cerrar este blog recomendándote un ejercicio sencillo pero poderoso: cada día, toma unos minutos para escribir o pensar en 10 cosas simples por las cuales estás agradecido hoy. No tienen que ser grandes logros ni momentos extraordinarios. Puede ser algo tan simple como tener agua caliente para ducharte, unos zapatos —sin importar la marca— que te protejan los pies, el hecho de poder ver, caminar, o respirar con libertad. Ser consciente de esas pequeñas cosas reprograma la mente y reabre el corazón. Hoy, la vida no solo me enseñó a agradecer por lo perdido, sino también por lo que ha llegado. Me dio la oportunidad de conocer una nueva forma de amar. Alguien entró en mi vida, no para llenar vacíos, sino para caminar conmigo con ternura y luz. Alguien que me ayudó a sanar el corazón. Y con ese amor, llegó el regalo más grande de todos: la bendición de ser padre. Un nuevo comienzo, una nueva vida, una razón más para agradecer cada día

EL OJO Y LA LUZ AZUL

¿Sabías que la mayoría de dispositivos móviles y pantallas LCD producen una luz azul que es perjudicial para tus ojos? La luz blanca que utilizamos durante el día reúne todas las longitudes de onda o los colores del espectro visible, dentro de esta luz blanca aproximadamente el 25% es de color azul y estas longitudes de onda pueden ser peligrosos para nuestros ojos, pero así mismo no todos los rayos azules son perjudiciales para nuestra salud. La luz azul turquesa tiene muchos beneficios para el ser humano, por ejemplo, es la encargada de ajustar nuestro reloj biológico, es la que regula nuestro ciclo de vigilia/sueño, además de la temperatura corporal, también procesos cognitivos y de la memoria; incluso para la correcta percepción de los colores y para tener una buena agudeza visual. Por otro lado, encontramos la luz azul violeta que tiene longitudes de onda más cortas y por lo tanto es la que más energía tiene, esta luz azul y esta energía puede provocar fatiga y estrés visual, además de la famosísima aparición de la degeneración macular (es una enfermedad ocular que puede nublar la visión central) asociada con la edad, que es una de las principales causas de la ceguera en el mundo. Entonces ¿Dónde encontramos la Luz azul dañina? Desafortunadamente la tecnología y el uso permanente a dispositivos móviles con pantallas LED aumenta la exposición, ya que estas son las principales fuentes de producción de esta luz azul dañina. ¿Cómo debemos protegernos? Existen varias tecnologías para esta protección, pero la más común y la que más recomendamos son los lentes Blu-ray con protección a la luz azul en masa, ya que corta el 95% de las luces dañinas  dándonos una protección siempre que usemos nuestras gafas, si utilizamos unos lentes para el sol o para ir a la playa de igual manera recomendamos utilizar unos lentes de protección, o bien siempre que estemos frente a la computadora o que vayamos a utilizar durante largas jornadas cualquier tipo de dispositivo móvil con pantallas LED.

Diabetes Mellitus

Es un trastorno que se caracteriza por concentraciones elevadas de glucosa en sangre, se refiere a la forma inadecuada en que tu organismo utiliza la glucosa en sangre. La glucosa es una fuente importante de energía para las células. La diabetes se clasifica en Diabetes tipo 1 o insulino dependiente y la diabetes tipo 2 No insulinodependiente. 1. Glucemia plasmática en ayuno ≥ 126 mg/dl 2. HbA1c ≥ 6,5 % 3. Glucemia plasmática a las 2 horas del test de sobrecarga oral a la glucosa (después de tomar una carga de 75 gr. de glucosa) ≤ 200 mg/dl 4. La enfermedad en sí y muchos de los medicamentos utilizados para combatir la artritis reumatoide pueden dañar el sistema inmunitario y provocar un aumento de las infecciones. El ayuno se define como la no ingestión de calorías durante un mínimo de 8 horas. Una cifra diagnóstica de diabetes con cualquiera de estos test, ha de confirmarse mediante una segunda determinación preferentemente con el mismo test. Sobrecarga oral de glucosa con 75 gr. Síntomas Los síntomas de la diabetes pueden variar según la cantidad de glucosa. Estos son algunos de los signos y síntomas de la diabetes: Aumento de la sed. Ganas frecuentes de orinar. Hambre extrema. Ganas frecuentes de orinar. Pérdida de peso inexplicable. Presencia de cetonas en la orina. Fatiga. Irritabilidad. Visión borrosa. Llagas de cicatrización lenta. Infecciones frecuentes, como infecciones en las encías, en la piel y en la vagina. Aunque la diabetes tipo 1 puede aparecer a cualquier edad, generalmente lo hace durante la infancia o la adolescencia. La diabetes tipo 2, el tipo de diabetes más común, puede aparecer a cualquier edad, aunque es más común en personas de más de 40 años. Causas de la diabetes tipo 2 Se cree que los factores genéticos y ambientales desempeñan un papel decisivo en el desarrollo de la diabetes tipo 2. El sobrepeso está estrechamente relacionado con el desarrollo de la diabetes tipo 2. Factores de riesgo para la diabetes tipo 1 Antecedentes familiares. Tu riesgo aumenta si tu padre, tu madre o algún hermano tienen diabetes tipo 1. Factores ambientales. Circunstancias como la exposición a alguna enfermedad probablemente tienen alguna relación con la diabetes tipo 1. Factores de riesgo para la diabetes tipo 2 Peso. Cuanto más tejido graso tengas, más resistentes se vuelven tus células a la insulina. Inactividad. Cuanto menos activo seas, mayor riesgo tendrás. Antecedentes familiares. Tu riesgo aumenta si tu padre, tu madre o algún hermano tienen diabetes tipo 2. La edad. Para las mujeres, tener síndrome de ovario poliquístico, una enfermedad común caracterizada por periodos menstruales irregulares, crecimiento excesivo de vello y obesidad, aumenta el riesgo de diabetes. Síndrome de ovario poliquístico. Cuanto menos activo seas, mayor riesgo tendrás. Niveles de colesterol y triglicéridos anormales. Si tienes niveles bajos de colesterol de lipoproteínas de alta densidad (HDL) o colesterol «bueno», tu riesgo de diabetes tipo 2 es mayor. Las personas con altos niveles de triglicéridos tienen mayor riesgo de padecer diabetes tipo 2. Complicaciones Las complicaciones de la diabetes a largo plazo se desarrollan de manera gradual. Cuanto más tiempo hace que tienes diabetes (y cuanto menos controlado esté tu nivel de glucosa en sangre), mayor riesgo de complicaciones existe. Enfermedad cardiovascular. La diabetes aumenta drásticamente el riesgo de sufrir diversos problemas cardiovasculares y eres más propenso a tener una enfermedad cardíaca o un accidente cerebrovascular. Daño a los nervios (neuropatía). Puede haber daño en los nervios, especialmente en las piernas. El daño en relación con la digestión puede causar problemas con náuseas, vómitos, diarrea o estreñimiento. En el caso de los hombres, puede dar lugar a la disfunción eréctil. Daño renal (nefropatía). Los riñones contienen millones de racimos de vasos sanguíneos diminutos (glomérulos). El daño puede conducir a la insuficiencia renal, que puede requerir diálisis o un trasplante de riñón. Daño ocular (retinopatía). La diabetes puede dañar los vasos sanguíneos de la retina (retinopatía diabética), que puede conducir a la ceguera. Daños en los pies. Los daños en los nervios o un flujo sanguíneo insuficiente en los pies aumentan el riesgo de que, al tener una cicatrización deficiente, pueden requerir la amputación del dedo del pie, del pie o de la pierna. Enfermedades de la piel. La diabetes puede volverte más susceptible a tener problemas en la piel, como infecciones bacterianas y micóticas. Deterioro auditivo. Los problemas de la audición son comunes en las personas diabéticas. Enfermedad de Alzheimer La diabetes tipo 2 puede aumentar el riesgo de tener la enfermedad de Alzheimer. En la diabetes gestacional, pueden aparecer complicaciones en tu bebé, como las siguientes: Exceso de crecimiento. La glucosa en exceso puede hacer que tu bebé crezca demasiado (macrosomía). Bajo nivel de azúcar en sangre. Algunas veces, los bebés de madres con diabetes gestacional presentan un nivel bajo de azúcar en sangre inmediatamente después del nacimiento porque su propia producción de insulina es elevada. Diabetes tipo 2. Los bebés de madres con diabetes gestacional tienen un mayor riesgo de padecer obesidad y diabetes tipo 2 más adelante en su vida. Muerte. La diabetes gestacional sin tratar puede producir la muerte del bebé, ya sea antes o inmediatamente después del nacimiento. La diabetes gestacional puede tener complicaciones en la madre, como las siguientes: Preeclampsia. Esta afección se caracteriza por la presión arterial alta, el exceso de proteínas en la orina, y la hinchazón en las piernas y los pies. Puede dar lugar a complicaciones graves e incluso mortales, tanto para la madre como para el bebé. Diabetes gestacional posterior. Cuando has tenido diabetes gestacional eres más propensa a tenerla nuevamente en el próximo embarazo. También eres más propensa a padecer diabetes. Prevención La diabetes tipo 2 las opciones de estilo de vida saludable pueden ayudar a controlarla: Come alimentos saludables. Elige alimentos con menos contenido de grasa y calorías, y más contenido de fibra. Realiza más actividad física. Trata de hacer 30 minutos por día de actividad física moderada. Elimina los kilos que tienes de más. Si tienes sobrepeso, bajar incluso el 7 % de tu peso corporal puede reducir el riesgo de tener diabetes. Para mantener tu peso dentro de un rango saludable, realiza cambios permanentes en tus hábitos alimenticios y de actividad física. EDUCACIÓN PARA LA SALUD En las sesiones

Artritis Reumatoide

La artritis reumatoide es una enfermedad inflamatoria, crónica, autoinmune y sistémica de etiología desconocida; su principal órgano blanco es la membrana sinovial; se caracteriza por inflamación poliarticular (de varias articulaciones) simétrica de pequeñas y grandes articulaciones, con posible compromiso sistémico (incluida la piel, los ojos, los pulmones, el corazón, riñones y los vasos sanguíneos) en cualquier momento de su evolución. La artritis reumatoide afecta el revestimiento de las articulaciones y causa articulaciones sensibles a la palpación, calientes, con una hinchazón dolorosa que puede finalmente al evolucionar causar la erosión ósea y la deformidad de las articulaciones, que da como consecuencia discapacidades físicas. A medida que avanza la enfermedad, los síntomas suelen extenderse a las muñecas, las rodillas, los tobillos, los codos, la cadera y los hombros. Se considera artritis reumatoide probable cuando están presentes 4 o más de los 7 criterios de clasificación del Colegio Americano de Reumatología (ACR por sus siglas en inglés). La artritis reumatoide de inicio reciente se debe sospechar en el paciente con signos y síntomas de al menos 6 semanas de duración y de menos de 12 meses de evolución, que incluya 3 o más articulaciones inflamadas, artritis en manos, rigidez articular matutina de 30 minutos o más, dolor a la compresión de articulaciones de manos y pies, con afección simétrica. Los estudios de laboratorio clínico en el paciente que se sospeche un diagnóstico de artritis reumatoide deben incluir: biometría hemática completa, velocidad de sedimentación globular y proteína C reactiva, transaminasas, química sanguínea preferentemente de 35 elementos más examen general de orina con una periodicidad de cada 6 meses. La presencia de anticuerpos Anti péptido cíclico citrulinado (Anti CCP) corrobora el diagnóstico Artritis Reumatoide. En los dos primeros años se produce un daño articular severo e irreversible. La inflamación engrosa el sinovial, que puede destruir el cartílago y el hueso dentro de la articulación. Los tendones y ligamentos que mantienen unida la articulación se debilitan y se estiran. Gradualmente, la articulación pierde su forma y su alineación, lo que da como resultado deformación de órgano afectado. Un tratamiento precoz disminuye y previene ese daño. Al inicio del diagnóstico de artritis reumatoide se recomienda hacer estudios de radiología e imagen para visualizar si existe alguna fractura, asimismo se deberá evaluar los principales factores de riesgo de fractura y de pérdida de masa ósea. En la atención de un paciente con artritis reumatoide se debe basar en un equipo multidisciplinario, tomando en consideración las necesidades individuales del paciente. Factores de riesgo Los factores que pueden aumentar el riesgo de padecer artritis reumatoide son: Sexo. Las mujeres son más propensas que los hombres a desarrollar artritis reumatoidea. La edad. La artritis reumatoide se puede producir a cualquier edad, pero más frecuentemente comienza a mediana edad. Antecedentes familiares. Si un familiar padece artritis reumatoide, el riesgo de que padezcas la enfermedad puede ser mayor. Obesidad. Las personas, especialmente las mujeres de hasta 55 años, que tienen sobrepeso o son obesas pareciera que presentan un mayor riesgo de desarrollo de artritis reumatoide. Complicaciones La artritis reumatoide aumenta el riesgo de desarrollar: Osteoporosis. Algunos medicamentos utilizados para tratar la artritis reumatoide, pueden aumentar tu riesgo de osteoporosis, una afección que debilita los huesos y los hace más propensos a las fracturas. Nódulos reumatoides. Estos bultos firmes de tejido se forman con mayor frecuencia alrededor de los puntos de presión, como los codos. Sequedad en los ojos y la boca. Las personas que tienen artritis reumatoide son mucho más propensas a manifestar el síndrome de Sjögren, un trastorno que disminuye la cantidad de humedad en los ojos y la boca. Infecciones. La enfermedad en sí y muchos de los medicamentos utilizados para combatir la artritis reumatoide pueden dañar el sistema inmunitario y provocar un aumento de las infecciones. Síndrome del túnel carpiano. Si la artritis reumatoide te afecta las muñecas, la inflamación puede comprimir el nervio que inerva parte de la mano y los dedos. Problemas de corazón. La artritis reumatoide puede aumentar el riesgo de endurecimiento y obstrucción de las arterias, así como la inflamación del saco que rodea el corazón. Enfermedad pulmonar. Las personas con artritis reumatoide tienen un mayor riesgo de inflamación y cicatrización de los tejidos pulmonares, lo que puede provocar una dificultad respiratoria progresiva. FUENTE: Mayo Clinic